Desierto de la Tatacoa y Observatorio (día 2: sábado 17 de agosto de 2019)
Que ver en el Desierto de la Tatacoa, en Huila
El desierto de la Tatacoa, con 330 kilómetros cuadrados de tierra de color ocre y gris, es la segunda zona árida más extensa de Colombia, después de La Guajira. La Tatacoa está en el departamento del Huila y en realidad no es un desierto sino un bosque seco tropical que hace miles de años albergó gran cantidad de flora y fauna.
El aspecto que el desierto tiene hoy se debe, según los científicos, a que hace varios miles de años era un terreno muy fértil en forma de jardines llenos de varias especies de flores y árboles que poco a poco se fueron secando hasta convertirse en el paisaje que vemos hoy.
La Tatacoa es uno de los lugares más calientes del país. Por eso hay que ir muy bien preparado para los rayos del sol en toda su magnitud y pueden superar los 45º al mediodía y en la noche la temperatura desciende a los 18º. Se recomienda hacer las actividades en la mañana antes del mediodía cuando el sol es abrasador, además de llevar un buen protector solar.
Estas son algunas de las actividades que puedes hacer:
- Realizar las caminatas en los senderos Cuzco, Los Hoyos.
- Visita una piscina natural en medio del desierto
- Visitar alguno de los observatorios astronómicos: Al ser una zona con un cielo despejado, en la noche, si tienes suerte te recibirán con un espectáculo de estrellas. En el desierto hay 3 observatorios astronómicos que en las noches reciben a turistas donde explican curiosidades de las constelaciones y se tiene la oportunidad de observar de cerca las estrellas. Las entradas cuestan entre COP $ 10.000 y 15.000.
- Hay otras opciones como caminatas en caballo, alquilar bicicletas o motos para aventurarse en el desierto.
Nuestra excursión por el desierto de la Tatacoa: el Cuzco y los Hoyos
Hoy teníamos que madrugar para visitar el desierto de la Tatacoa y evitar así las horas más fuertes de sol. Teníamos pensado verlo entre 7 y 12 h. Pero casi nos acostábamos a la hora de levantarnos… Decidimos ir al desierto hacia las 9-10 de la mañana, para poder dormir un poco. En realidad, dormimos sólo un par de horas… pero fue suficiente.
Para desayunar tiramos de la caja de catering de la merienda del avión del día anterior, que debido a las turbulencias nos la dieron entera al final para que nos la lleváramos, gracias a las quejas de algunos pasajeros, puesto que había quedado a medio repartir y lo anularon porque ya íbamos a aterrizar.
El desierto está a unos 7-8 km de Villavieja. En el hotel nos dijeron que los tuc tuc que te llevan se cogen en la plaza y que si queríamos guía también están allí. Llegamos a las 10h y a esas horas no había ningún tuc tuc. El precio del tuc es de unos 15.000 COP por trayecto. Preguntamos a unos que tenían pinta de guía y nos dijo que nos podía llevar en coche por los 2 desiertos por 100.000 COP, que luego nos bajó a 80.000. Si sólo el transporte ya eran 30.000, nos pareció buen precio y así recuperábamos el tiempo que no teníamos.
Imprescindible ponerse protector solar y llevar agua. Nosotros compramos una botella en el hotel, que nos dieron congelada y que aguantó todo el día.
Antes de llegar al Sector del Cuzco, pasaremos por El Bosque del Cardón, un pequeño bosque lleno de cactus de siete u ocho metros. Tiene una gran variedad de cactus y muchos tienen la forma de candelabro. Aquí hay un recorrido de unas 2 horas que se puede integrar al sector del Cusco. Nosotros no lo hicimos.
El Cuzco
La primera zona con la que nos encontramos en el desierto es El Cuzco, uno de los escenarios naturales más atractivos de Colombia que se caracteriza por tener los suelos rojos y en donde encontramos uno de los observatorios astronómicos de la Tatacoa. Debe su apariencia a la oxidación del suelo y por consiguiente a los altos componentes de dióxido de hierro. Llegas al aparcamiento y allí hay unas escaleras que te bajan hasta el desierto.
El senderismo de El Cuzco se puede hacer sin guía, todo está señalizado, pero ya que íbamos justos de tiempo, preferimos darle la vuelta sin perdernos demasiado, que es lo que nos hubiera gustado.
Con nuestro guía nos adentramos por el Laberinto, tomando fotos en todas partes. Allí la erosión ha esculpido pequeños montículos por entre los que hay senderos por donde pasar. En contra de lo que puede parecer, la tierra es blanda, como el azúcar. Parece sólida pero la primera capa se desmorona al tocarla.
La verdad es que no defrauda nada, nos encantó. Había poca gente y las pocas nubes que había nos iban dando tregua. Estuvimos 1 hora aprox, en esta zona. Nos pareció muy espectacular, las fotos no le hacen justicia. Fue un acierto ir con el guía porque él iba muy rápido, nosotros no tanto, haciendo fotos, y así íbamos sin deambular.
Al lado del aparcamiento hay un bar y el guía nos llevó por si queríamos tomar un jugo de caña. Los habíamos visto en India y allí no nos atrevimos. La verdad es que la pinta es un poco desagradable, así de color verde, pero estaba fresquito y delicioso. Durante todo el viaje, los hay en puestos ambulantes y fui tomando siempre que tuve ocasión. El hielo lo sacaban de una bolsa de plástico, así que no teníamos que tener problemas. El precio fueron 2.000 COP.
Los Hoyos
La parte gris de la Tatacoa se conoce como Los Hoyos. Aquí hay formaciones que se asemejan a la figura de un fantasma. Eso hizo que bautizaran este trecho como el Valle de los Fantasmas.
El color es debido a que el suelo tiene altos componentes de potasio, azufre y magnesio. De nuevo al coche, durante otros 5-10 minutos, siguiendo la carretera no asfaltada, a unos pocos kilómetros. Tras aparcar el coche, seguimos por un itinerario, también indicado. Hay un par de bajadas un poco pronunciadas y que puedes resbalar, pero el resto del camino muy fácil.
Aquí las aguas del subsuelo fueron aprovechadas para la construcción de la piscina El Oasis, nada más oportuno como paliativo al intenso calor.
Al terminar el recorrido llegamos a la piscina y la entrada vale 8.000 COP por persona. Habíamos leído que era agua termal así que pensamos que estaría caliente. Pero no, estaba templada así que pagamos la entrada y estuvimos un ratito refrescándonos. Fue muy idea genial. También aprovechamos y nos tomamos nuestro primer granizado de fruta, enoooorme, por 3.000 COP.
Subiendo las escaleras nos esperaba el guía en el aparcamiento.
En el sector de El Cuzco hay otra piscina en la posada Noches de Saturno y ambas tienen el mismo precio.
Si hubiéramos ido por libre y a primera hora de la mañana, como teníamos previsto, seguramente nos hubiéramos alargado más, pero hacerlo así también nos dejó con muy buen sabor de boca. Nos encantó la excursión que hicimos de 10 a 13.30 h aproximadamente.
Volvimos al hotel a dormir un rato, que con tanto líquido no teníamos ni hambre, fresquitos con el aire acondicionado. Para la tarde teníamos previsto visitar el Museo Paleontológico y uno de los Observatorios.
Museo Paleontológico Villavieja
Horario: de lunes a viernes de 7:30 am a 12:30 pm y de 2:00 pm a 5:30 pm y los sábados, domingos y festivos de 7:30 am a 12:00m y de 2:00 pm a 5:30 pm
Precio: 7.500 COP por persona
El Museo contiene piezas de animales prehistóricos halladas principalmente en el Desierto de la Tatacoa. Se pueden ver fósiles, colmillos, huesos y caparazones de tortugas que habitaron esta zona, los cuales con el paso del tiempo se extinguieron y producto de la evolución toda esta zona se convirtió en un bosque seco.
El museo está en la misma plaza. Teníamos entendido que el precio era 2.500 COP por persona, pero acababan de poner otra tarifa para extranjeros de 7.500 COP. Ya sé que sigue siendo un importe ridículo, pero nos dio rabia y no entramos. El museo es una única habitación que se ve desde la entrada.
Así que aprovechamos para comer en un puesto callejero que acababan de montar en la plaza de carne a la parrilla. Comimos un surtido de todo para probarlo y nos costó 15.000 COP. Iba con patatas tipo “caliu” y yuca, nos costó acabárnoslo y estaba buenísimo, sobre todo la res, super tierna.
Dimos una vuelta por Villavieja, vimos la Catedral y buscamos un tuc tuc que nos llevara al desierto, al observatorio. Quedamos para las 18h y se tardaba una media hora.
Observatorio astronómico
El plan perfecto para la noche es ir a la charla de astronomía que dan en tres lugares diferentes del desierto de la Tatacoa, ambos muy cercanos a la zona del Cuzco.
En la Tatacoa no hay mucha contaminación lumínica, lo que lo hace un lugar ideal para hacer turismo científico y astronómico. Otra cosa es que te toque un día con nubes, como parece que pasó los días anteriores, y no puedas ver nada.
Como en Colombia oscurece pronto, esta actividad empieza hacia las 19h. Parece que hay 3 observatorios astronómicos. El taxista nos había recomendado el de Astrosur, que es el que está más lejos, y le hicimos caso.
El precio creo que es igual para todos, 10.000 COP.
Ese fin de semana se esperaba lluvia de estrellas y estaba el desierto lleno de gente, mucha más que por el día. En los diferentes márgenes de la carretera había vehículos aparcados y en cualquier montículo encontrabas grupos.
En el observatorio había una larga cola, hablaban que esperaban 400 personas. Cuando entras hay en el suelo una superficie para que te puedas tumbar sin ensuciarte, como en los parques infantiles. Nos hicieron una charla y con un puntero nos iban señalando las diferentes estrellas y constelaciones. Y las nubes que parecía que iban a empañar la sesión, al final se abrieron durante un rato que nos permitió incluso ver la Via Láctea. Luego desde el telescopio también pudimos ver Júpiter. Una charla muy interesante que hace un profesor y explica con mucha gracia.
El precio del tuc tuc es 15.000 por trayecto. Nos dijo que estaríamos hasta las 20.30-21h aprox, quedamos en el aparcamiento y allí estaba cuando salimos. Ha sido un día muy aprovechado.
Otros precios del día:
Agua de 2,5 litros en el hotel: 3.500 COP
Cerveza de lata: 3.000 COP
Jugo de Caña: 2.000 COP
Coca cola 1,5 litros en el hotel: 4.000 COP
Tuc tuc al desierto: 15.000 COP x trayecto
Piscina en el desierto: 8.000 COP
Observatorio astrológico: 10.000 COP
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