Ruta por el desfiladero de Bicaz, Lago Rojo y Sighisoara (Día 7: 26 de marzo de 2024, martes)

Hoy va a ser el día que tenemos más quilómetros de recorrido, casi 300km, lo que nos daba unos tiempos de casi 6 horas de coche. Así que hemos madrugado bastante, nos levantamos para salir a las 7 de la mañana ya que por la tarde teníamos la visita de Sighisoara, donde íbamos a hacer noche. Aunque puede parecer mucho tiempo de desplazamiento, no es ninguna exageración, ya que en esta zona no hay nada de autopista, se pasa por un montón de aldeas, algunas con obras en la misma carretera, también hay muchas pasos por encima de la vía del tren, incluso la zona de Bicaz con muchas curvas, carretera nevada que nos encontramos, lo que limita muchísimo la velocidad.

Al coger el coche, estos días estaba haciendo frío, estaba todo helado, así que tuvimos que esperar un rato a que se deshiciera el hielo de los cristales.

En MapsMe nos da 2 rutas con casi idénticos quilómetros y tiempo de desplazamiento, y nosotros elegimos la que pasa por el Desfiladero de Bicaz y el lago Rojo y fue un acierto. El paisaje de esta zona es espectacular y así hicimos un par de paraditas en ruta. Esta zona tiene pinta que en temporada alta tiene que ser muy turístico porque en Bicaz se veía mucho restaurante, tiendas de souvenirs, incluso zonas de trekking, pero casi todo estaba cerrado.

El desfiladero es una carretera muy estrecha, con unas montañas altísimas casi en vertical y que hay tramos que casi te caen encima en la carretera. Por aquí también había nieve en los laterales y los árboles estaban blanquecinos. Se ven entradas para hacer trekking con barreras, pero en esta época estaba todo cerrado y enfangado.

Paramos en el lago Rojo, hay zona de aparcamiento en la misma carretera, y bajamos unas escaleras hasta el lago que en verano tiene que dar mucho juego, toda esta zona. Aquí encontramos una única tienda de souvenirs con las típicas cosas y muy buenos precios. En esta época no debe haber mucha gente por aquí.

Luego hemos hecho otra parada en otro lago o especie de presa que hemos encontrado un poco más adelante.

Teníamos previsto itinerario de coche de 7 a 13h y al final, con las diferentes paradas que hicimos, se nos hizo las 14h cuando llegamos al alojamiento.

El alojamiento de Sighisoara también muy bien, a los pies del casco antiguo, se llega en unos 300m y también hay aparcamiento de pago y gratis, que nos indicó el anfitrión. Incluso nos dejaron una botellita de vino de cortesía. Este es el link de reserva de Booking.

Sighisoara

Sighisoara es una de las ciudades medievales mejor preservadas de Europa, por lo que es patrimonio de la UNESCO desde 1999. En su casco antiguo hay una torre, restos de murallas e iglesias medievales. Sighisoara es famosa por ser la ciudad natal de Vlad Drácula (Vlad Tepes) gobernante de Valaquia entre 1456 y 1462, conocido por su violencia terrible y por ser la base del mito de Drácula.

Hay desnivel, así que la ciudad se divide en dos zonas, la ciudad alta y la ciudad baja separadas por una muralla de casi un kilómetro de la que hoy se conservan 9 torres y dos bastiones. La mejor opción en esta ciudad es perderse entre sus calles.

Cuando llegamos al casco antiguo fue un choquetazo, ya aparcando lo notamos. Todos los turistas que no hemos encontrado en toda la semana, estaban concentrados aquí. Llegamos a la hora de comer y claro, todo el mundo salía contentito de los restaurantes y aquello era un jaleo de gente gritando por todas partes. Además las callecitas son estrechas, con lo que aún se amplificaba más. De hecho, sólo se escuchaba hablar en castellano. Algunos iban con viaje organizado, que les iban dando explicaciones… Llevamos una semana de viaje solos, sin turismo de ningún tipo, y esto ha sido como volver a tierra de nuevo… Pero nada, nosotros a lo nuestro.

Subiendo escaleras enseguida llegamos a la Plaza de la Ciudadela, que tiene otras placitas adyacentes. Justo aquí, haciendo esquina, está la Casa donde nació Vlad el Empalador, el Drácula de la vida real. Esto parece que es un museo que no tiene ningún atractivo y cuyo precio valía 10 lei. Hace esquina y tiene 2 entradas, y una es a través del restaurante Drácula que, con una gran terracita y el solete que hacía, estaba a reventar.

Nosotros, que somos un poco frikies, teníamos pensado visitarlo, a pesar de que los comentarios son que es una trampa para turistas, pero el acceso a la habitación estaba cerrado porque estaban en obras, según nos dijeron.

Otra visita que se puede hacer en la Plaza es la Torre del Reloj, cuyo precio eran 20 lei y con horario reducido de 9 a 15.30h. Esto es una torre del siglo XIV y ampliada en el XVI, cuya atracción es el reloj con sus figuras características de los relojes de Europa Central. Pero la torre desde fuera estaba tapada, en restauración, no se veía nadie dentro tampoco, así que no nos animamos a entrar.

Parece que hay 3 niveles de museo, dentro de la torre: la planta baja se utilizó antiguamente como prisión y ahora alberga una colección de armas y armaduras medievales; el primer piso es el Museo de Historia de Sighisoara; el segundo piso es la Sala del Reloj; el tercer piso es la Sala de las Campanas, con la campana original de la torre, del siglo XVII.

Hemos seguido subiendo por las coloridas calles de la ciudad hasta llegar a la Escalera Cubierta, una de las piezas arquitectónicas más curiosas de Sighisoara. Es una escalera del siglo XVII construida para que los estudiantes pudieran caminar desde la parte inferior de la ciudadela hasta la parte superior, donde hay una escuela y una iglesia.

La escalera está cubierta por un techo abovedado, que protege a los peatones de los elementos climáticos y proporciona un sorprendente contraste visual con los edificios circundantes. El techo está sostenido por arcos y columnas, que añaden estabilidad estructural y atractivo estético a la escalera. Muy curioso toda esta zona.

Se puede subir los 175 escalones para llegar a la cima de la Colina de la Ciudadela. Arriba hay una Iglesia, que estaba cerrada, y el Cementerio Sajón, del siglo XIV, con más de 3.000 tumbas.

Luego hemos bajado cerca de la muralla, por las torres de vigilancia. Hay varias torres de defensa que rodean la ciudad, y se llaman según el oficio de sus constructores ya que eran los gremios los que las defendían y pagaban su mantenimiento: Torre de los zapateros, Torre de los Sastres, Torre de los cordeleros, Torre del Reloj, etc.

Se construyeron en su mayoría en el siglo XIV como parte de la fortificación de la ciudadela. Había algunas de las torres también cubiertas, en restauración. Alguna constituye una puerta de acceso a la ciudad. Las vimos de bajada y llegamos de nuevo a la plaza central.

También encontramos la iglesia católica, que no nos pareció nada atractiva y desde el casco antiguo, como queda elevado, hay unas buenas vistas donde se ve el rio y la Iglesia Ortodoxa que, aunque es de reciente creación, da una foto muy vistosa.

En el casco antiguo también está el ayuntamiento, edificio renacentista.

Pues en un par de horas tuvimos la visita del casco antiguo hecha. Pensábamos que íbamos a tardar más, pero es francamente pequeño, el casco antiguo, porque la ciudad se ve enorme. Así que bajamos hasta el río para ir a ver la Catedral Ortodoxa, que destaca por su enorme exterior blanco y el llamativo campanario y la gran cúpula central. El entorno es muy bonito, también, y además un lujazo porque estábamos solos de nuevo.

Y cerca de nuestro alojamiento encontramos un bazar chino, como los que tenemos aquí de todo a 100, que nos hizo gracia porque no habíamos visto ninguno en Rumanía así que entramos a chafardear. Curiosamente encontramos algunos de los souvenirs que se ofrecen por ahí, al mismo precio, excepto unos morteros que no compramos en Voronet pensando que los volveríamos a ver… y que no fue así. Y aquí valían 10 lei menos, así que el karma estaba de nuestro lado.

Luego salimos a cenar y fuimos al restaurante de Drácula, que al mediodía estaba a reventar, pero que por la noche estaba muy tranquilo. A pesar de que tenía malas reseñas, nosotros cenamos muy bien, yo comí una sopa de judías en el plato de pan, que llevaba días que le iba detrás, y estaba buenísima. Y apenas había gente, pero cierran bastante pronto. De hecho, cuando salimos dimos una vuelta de noche, y terracitas que de día estaban abiertas, ahora no lo estaban. El casco antiguo estaba literalmente desierto, sólo nos faltaba que apareciera el Conde Drácula.

Ya bajando del casco antiguo, que hay toda una zona de ambiente, todas las terrazas estaban montadas con la música a tope, pero tampoco había nadie. Quizás está pensado para la madrugada, pero si a las 22h no había nadie, me cuesta creer que haya gente para que eso se llene más tarde. Entiendo que es un destino donde la gente hace excursión de ida y vuelta.

Día 8: Brasov y castillo Bran (Busteni, a 10’ de Bran)