Porto (día 4: viernes, 6 de enero de 2017)

Hoy es el último día y lo dedicaremos a ver las cosas que nos han quedado pendientes en Oporto. El vuelo sale por la noche, así que tenemos todo el día. Nos levantamos más tarde y tendremos que hacer el equipaje. Vamos cargados de souvenirs y no nos cabe todo en las maletas. No quisimos llevar la bolsa plegable, pero se acaba de convertir en indispensable para cualquier viaje, aunque sea una escapada.

Definitivamente descartamos la Librería Lello. Parece que aquí se ha rodado alguna escena de la película de Harry Potter y ha cogido mucha fama. Me parece una barbaridad, por decirlo finamente, pagar 5 euros por persona, con cola para comprar la entrada, cuerda para hacer cola otra vez en la puerta de acceso y un montón de gente dentro para una simple librería. No nos venía nada de cara.

Torre de los Clérigos

Así que después de desayunar vamos a ver la Torre de los Clérigos, que a pesar de tenerla al lado, aún la teníamos pendiente. Abrían a las 9 y aunque llegamos a las 10 pasadas, aún no había mucha gente. Compramos la entrada conjunta con la Catedral que valía 5 euros por persona. Sólo la Torre ya eran 4 euros y la Catedral creo que 3, así que salía a cuenta. Esta es la web oficial.

Iglesia de los Clérigos, Oporto.

Iglesia de los Clérigos, Oporto.

Cuando nos fuimos, hacia las 12 h, había una larga cola para comprar la entrada. Supongo que también es porque hoy era el día de Reyes y había más turistas al ser festivo. La iglesia es muy bonita por dentro y las vistas desde la Torre son espectaculares. Además, al subir después de conocer la ciudad, ubicas con facilidad los monumentos y la visita es más agradecida.

Vistas desde la Torre de los Clérigos, Oporto.

Vistas desde la Torre de los Clérigos, Oporto.

Vistas desde la Torre de los Clérigos.

Había concierto de órgano a las 12 h, así que hicimos tiempo para escucharlo. Pero no nos motivó mucho. Nos confundimos y pensábamos que era una coral. Oímos un par de canciones y nos fuimos al siguiente destino, que era la Catedral.

Catedral de Oporto

Llegamos hacia las 13 h y, en teoría, entre 12:15 y 14:30 h el claustro estaba cerrado, pero como lo encontramos abierto aprovechamos para hacer la visita. Es muy bonito todo el claustro alicatado. La catedral por dentro es muy sobria y no tenía nada especial, pero sólo por el claustro merece la pena la visita. Este es el link con los horarios.

Claustro de la Catedral de Oporto.

Claustro de la Catedral de Oporto.

Otras visitas que también descartamos fueron el crucero de los 6 puentes por el río porque también nos fastidia la subida escandalosa de los precios y no nos motivaba mucho. Nos resultó mucho más atractivo el que hicimos en Aveiro a mitad de precio. Tampoco fuimos a ninguna bodega. Los precios de las visitas rondaban los 6 euros y supusimos que también habrían subido. En las bodegas te dan degustaciones y nosotros no somos muy de vinos. O quizás sí, porque nos hemos hinchado a sangrías…

Y ya sólo nos quedaba ver la muralla de día.

Callejeando por Oporto.

Callejeando por Oporto.

Muralla de Oporto.

Puente Luis I, por la parte de arriba. Oporto.

Puente Luis I, por la parte de arriba. Oporto.

Paseamos por el puente, por el río, subimos y bajamos escaleras y decidimos comer en la Ribera en uno de los primeros restaurantes que había, en la terraza, aprovechando el soleado día que hacía. Probamos el típico plato de bacalao a la nata, que pensaba que sería una especie de bacalao a la carbonara, pero no. Qué suerte!!! Era muy parecida a la brandada de bacalao y estaba buenísimo. Las sardinas fritas también muy sabrosas y el arroz blanco explotaba en la boca al masticarlo. Una delicia todo. Lo regamos con sangría y nos costó 17 euros.

En el local de al lado tomamos una Ginja con chocolate. Esto es el licor típico de Portugal, la ginjinha, licor de cereza dulce con graduación de unos 20º, en un mini vaso de chupito de chocolate, por 1 euro.

Ginja con chocolate.

Ginja con chocolate.

Y el resto de la tarde reposamos en el río mientras hubo sol. Después compramos algún souvenir que nos faltaba y merendamos un chocolate caliente en el Jeronymo Rua Flores, una cafetería con mucho encanto. Cuando marchaba el sol, refrescaba, y se agradecía algo caliente.

Compramos bocatas de carne rebozada para cenar luego en el aeropuerto y recogimos el equipaje que nos lo guardaban en el Bar Galería de Paris. Como ya sabíamos el camino de vuelta, fue muy fácil llegar al metro Trindade por la Avenida dos Aliados.

Cargamos la tarjeta andante y a las 19:40 ya habíamos pasado el control de seguridad. Llevábamos muuuuuchos líquidos: licores pequeños y bolas de nieve y no nos dijeron nada. Ni lo miraron. Algunos iban en las bolsas herméticas y otros no. En Londres la bola se la quedaron.

Aunque salimos con retraso, el horario de salida eran las 21 h, llegamos con Ryanair puntualmente a las 23:55 h.

Hasta el próximo destino, que esperamos que sea en Semana Santa!!!