Día 4: martes, 17 de julio de 2012
Tras otro magnífico desayuno…
hoy tenemos Meknes para empezar y luego Rabat, donde haremos noche. Tenemos unos 70 km, una horita de camino hasta llegar al centro.
A partir de hoy pusimos el despertador a las 7.30 y así lo mantuvimos todo el viaje, incluso cuando nos atrasaron 1 hora más en Ramadán para que nos sobrara tiempo de relax por la tarde.
Meknés
Llegamos a Meknes sobre las 10 de la mañana. Algún espontáneo se nos ofreció de guía pero queríamos pasear solos.
Aparcamos el coche al lado de la puerta Bab Tzimi Sghira, fuera de la muralla. Empezamos directamente por la medina, que aún se encontraba muy tranquila ya que la mayoría de las tiendas estaban cerradas. Apenas había turismo. Seguimos andando y llegamos al Mausoleo de Mulay Ismail, que nos gustó mucho. La visita es gratis.
Luego fuimos a la cárcel, que estaba allí al lado. No tiene celdas ni nada, es un simple sótano muy grande con poca luz previo pago de 10 dh por persona. En cualquier caso nos reímos un rato escondiéndonos de nosotros mismos.
Luego vimos las puertas más famosas de la ciudad: Puerta Bab el-Mansour y Moulay Ismail
para acabar en la plaza el-Hedim, la más importante de Meknes. Es muy grande esta plaza y bastante animada.
Aquí mismo está el mercado por el que nos encantó pasear ya que era muy auténtico y sin turistas. Espectaculares las paradas de menta, alfarería y carnicería, entra otras…
De vuelta pasamos al lado del jardín zoológico ya de camino al coche. En Meknes pasamos la mañana y ahora nos dirigimos hacia Rabat, que está a 152 km., hora y media aprox.
Rabat
Sobre las 14 h llegamos a Rabat. Vamos directamente al hotel, que es muy correcto, bien situado y con parking propio. En realidad el parking es un solar cerrado y al aire libre al lado hotel. A pesar de haber sitio en la calle, preferimos dejarlo aquí dentro por 2 euros al día. Aquí os pongo el link Hotel Bouregreg Rabat. La habitación era muy amplia y los muebles más nuevos de lo que parecía en la foto.
Además está en la Av. Hassan II, al final de la cual se halla el Mausoleo de Mohamed V. Y lo mejor, las vistas desde el balcón. Estuvimos un buen rato mirando su día a día, tanto por el día como por la noche. Aquello era mejor que estar en el cine.
Nos dirigimos hacia la torre de Hassan II, que estaba al final de la calle, a unos 10-15’ andando, según nos dijeron. Esta calle está muy animada y tiene un trozo de muralla de la medina, con diversas puertas de acceso.
Primero llegas a la Torre, que está dentro de unos jardines…
y más arriba está el Mausoleo. Aquí tuvimos el primer incidente del día.
ANÉCDOTA: Resulta que al entrar en los jardines había unos chicos que insistieron en hacernos de guía y que les pagáramos, que si no, estaba cerrado. Como a mi no me sonaba haber leído que hubiera que pagar y sabemos que a veces dicen que está cerrado o cosas similares, pues hicimos caso omiso de lo que nos dijeron y entramos. Había unas escaleras que parece que llevaban a la zona del mausoleo pero todo tenía rejas y estaba cerrado. La cosa está en que el parque era grande y vimos que iban hacia otras puertas laterales. Tuvimos toda la sensación que nos iban a encerrar dentro. Y efectivamente. Una vez hechas las fotos a la torre y visto el parque, al intentar salir por la puerta principal, estaba cerrada y las laterales ya habíamos visto que también. Mientras pensábamos si saltábamos la valla (que no era bajita y acababa en forma de lanzas, como se puede ver en la foto) llegó por fuera una familia marroquí que intentó entrar y pareció extrañarse de que estuviera cerrado. Le intenté explicar que nos habían encerrado dentro por ser turistas y no querer pagar y entonces llegó el que nos había encerrado, que parecía no aclararse con el fajo de llaves que llevaba. Algo les dijo que nos pareció que era que entraran por la puerta lateral. Le dijimos que quizás le gustaría que llamáramos a la policía y fuimos hacia la puerta lateral por donde iba a entrar la familia. Por si acaso, cuando abrió la puerta nos metimos en medio y salimos, no sin antes agradecerle su hospitalidad. Estos percances son geniales, te mantienen en forma. Cuando empieza a entrar un poco de morriña, subidón para el cuerpo!!
Seguimos hacia arriba y llegamos al Mausoleo de Mohamed V, que es francamente impresionante. Después de la Mezquita de Casablanca, es sin duda el monumento que más nos ha impactado. La entrada es gratis.
Allí hay varios soldados, ataviados con sus trajes de gala, además de poder escuchar un rato de oración, que siempre impresiona y más cuando es en directo.
Cuando salimos, desde esta zona se ven unas vistas impresionantes del río Bouregreg, el puente y la zona costera.
ANÉCDOTA: Tras salir de los jardines y después de que nos encerraran, nos percatamos que había un tipo que parecía que hacía rato que nos seguía. Iba muy sucio y tenía aspecto de indigente, joven y vestido de forma rara, con chaqueta gruesa con la capucha puesta, a más de 40º que estaríamos… Bajamos hacia el mar con intención de ir a la Kasbash des Oudays por la costa. Al lado del mar hicimos varias maniobras para comprobar si el tipo aún nos seguía y era evidente que sí. Entonces nos metimos en la medina, por la calle des Consuls. Todas las tiendas estaban abiertas y había un ambiente muy animado. El tipo en cuestión nos seguía de cerca, a nuestro ritmo. Después de un rato de estar ya mosqueados paramos y nos pasó por el lado, como si nada, y siguió para adelante. Cuando ya hacía rato que no lo habíamos vuelto a ver, incluso nos habíamos olvidado de él y estábamos de nuevo disfrutando del mercado, paramos a comprar un helado. Y que casualidad que estaba él parado en la esquina de un callejón, de pie, esperando y comiéndose un bollo. Entonces nos paramos a comernos el helado a ver si se iba, y se fue. Pero primero le dio un apretón en el hombro al que nos había vendido el helado y le dijo algo al oído. Este se metió la mano en el bolsillo y le dio dinero. Entonces dedujimos que era el macarra del barrio… Que suerte la nuestra! Él se fue y nosotros seguimos adelante, pero decidimos salirnos por otra calle antes de llegar al final. Creo que fue un acierto porque estoy convencida que nos seguía esperando al final de la calle. Y ya no le volvimos a ver más. Aquí una foto del tipo en cuestión…
Luego fuimos a la kasbash des Oudayas
ANÉCDOTA: Aquí otro espontáneo intentó convencernos de ir por la calle de atrás, menos turística, porque iban a cerrar por la oración y no se que más rollos, para que le cogiéramos de guía. No teníamos pensado contratarle y se lo dijimos y se fue refunfuñando. Esto ya había leído en el foro que solía pasar.
Luego seguimos paseando nosotros a nuestro ritmo. Son espectaculares las vistas de la playa desde arriba. Había montonazo de gente. Parecían hormigas. Y muy curioso que está el cementerio justo al lado de la playa y junto a montones de basura.
Eran cerca de las 18 h y ya estábamos cansados así que cogimos un taxi que nos llevara al hotel, que estaba cerca. El taxi era bastante nuevo y al ir a abrocharnos los cinturones de atrás (las buenas costumbres no hay que perderlas) resulta que no había el enganche. Entonces para que ponen el cinturón? En un momento estuvimos en la puerta del hotel y nos costó menos de 1 euro. Subimos a darnos una ducha y descansar un rato.
Luego bajamos a cenar al lado del hotel, que habíamos visto unas terracitas con muy buena pinta donde seguimos con la variedad de pinchos y tajines y añadimos algo de pescado y arroz. Muy bueno todo, como siempre, y bien de precio.
El último rato del día lo pasamos alucinando en el balcón con su vida diaria. En la puerta de entrada a la medina hay una parada de pinchos que tenía una humareda que parecía que iban a incendiar todo, más los aparcacoches que teníamos enfrente, más la circulación de los 4 carriles que había, en los que de vez en cuando se metía alguno conduciendo contra sentido (y eso que hay una mediana en medio). En fin, parecía una película de los hermanos Max. Cosa curiosa es que no teníamos nada de ruido en la habitación, a pesar del ajetreo de la calle.
Y aquí acabó el día, de nuevo gratamente satisfactorio. El mercado de Meknés ha sido, quizás, el que más nos ha gustado y los mausoleos de Meknés y Rabat han sido de los monumentos más bonitos de Marruecos. Cada día, si cabe, mejora el anterior.
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