Lisboa (día 5: 22 de noviembre de 2022, martes)
Y hoy pasaremos el último día en Lisboa. Bajamos andando hasta la Plaza del Comercio, parando en algunas iglesias que encontramos por el camino.
Plaza del Comercio
Esta es la plaza más importante de Lisboa. Fue construida donde estuvo situado el palacio real antes de ser destruido por el gran terremoto de 1755. Se compone de un conjunto de edificios porticados en tres de sus lados y está abierta en el lado del Tajo. Aquí podemos ver el Arco Triunfal que da comienzo a la calle Rua Augusta, la calle más importante de La Baixa. También tenemos la Estatua ecuestre de José I rey portugués que estuvo al mando durante el terremoto de Lisboa. Cerca de la plaza, en la orilla del río, está la estación fluvial Cais de Sodré, de donde parten las excursiones por el Tajo y los barcos que cruzan el río.
Paseamos por la Ribera y callejeamos hasta la Catedral.
Se de Lisboa
La Sé de Lisboa es la iglesia más antigua e importante de la ciudad. Su construcción data del siglo XII y su estilo predominante es el románico. La entrada es gratuita, pero se tiene que pagar para ver el Claustro o el tesoro. Como el Monasterio de los Jerónimos tiene un claustro más grande, éste lo descartamos.
Justo aquí al lado hay el Mirador de Santa Lucía, desde donde hay unas magníficas vistas del río. Y de aquí nos fuimos hasta el castillo de San Jorge, al que no íbamos a entrar. Yo ya lo vi la otra vez y lo mejor de él son las vistas, puesto que está reconstruido.
Castillo San Jorge
Este es el folleto oficial.
Horario: Desde noviembre hasta febrero: de 9:00 a 19:00 horas.
Precio: Adultos: 10 €
El Castillo de San Jorge es uno de los monumentos más conocidos de Lisboa. Tanto de día como de noche su imagen sobresale en la cima de la colina de San Jorge, la más alta de Lisboa y donde se encuentran los barrios Castelo y La Alfama.
Construido en el siglo V por los visigodos, el Castillo de San Jorge fue agrandado por los árabes en el siglo IX y modificado durante el reinado de Alfonso Enríquez. En 1938 sufrió una restauración completa.
Su período de máximo esplendor se extendió desde mediados del siglo XIII hasta principios del siglo XVI, época en la que el castillo estuvo ocupado por los reyes de Portugal. Como muestra de su pasado, actualmente se están recuperando restos fenicios, griegos y cartaginenses.
Luego nos fuimos a comer al centro, donde cenamos el bacalao a bras y que pedimos de nuevo, porque nos había encantado. También pedimos unas almejas, que estaban buenísimas, así como la ensalada de bacalao, casi exclusivamente de bacalao.
Y después de comer, casi sólo nos quedaba volver al mirador del Elevador de Santa Justa, que queríamos verlo de día. El sitio es una pasada y las vistas espectaculares, tanto de día como de noche.
Elevador de Santa Justa
Precio: 5,30€, incluye subida y bajada y acceso al mirador.
Y paseando llegamos al Elevador de Santa Justa, a medio camino entre transporte y atracción turística. El Elevador de Santa Justa es una de las formas más rápidas de llegar de La Baixa al Barrio Alto. Al igual que los tranvías, no es sólo un medio de transporte, sino que se ha convertido en una atracción turística.
Como medio de transporte el elevador abrió sus puertas al público en 1902, que fue acogido con gran entusiasmo por los habitantes de Lisboa, ya que la comunicación de la parte alta y baja de la ciudad había sido desde siempre un importante problema para el transporte. En sus inicios funcionaba a vapor, pero unos años más tarde se completó la instalación de motores eléctricos. Tiene 45 metros de altura y su estructura nos recuerda a Eiffel, porque fue construido por un seguidor suyo.
Y tras comprar unas natas para llevarnos, tomarnos unas ginjas y dar el último paseo por el centro, fuimos al hotel a por el equipaje y pusimos rumbo al aeropuerto, del mismo modo que llegamos.
Y aquí acaba esta fantástica escapada.
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