Colina de las Cruces (día 3: lunes, 10 de abril de 2017)
Siauliai es la ciudad más cercana para poder hacer la excursión a Hill of Crosses, o Colina de las Cruces. Es uno de los lugares más impactantes y espectaculares de Lituania.
Es una montañita que a lo largo de los siglos ha sido cubierta por infinidad de cruces dejadas allí por los propios lituanos.
Los orígenes de esa colina no están claros. Se cree que esta costumbre de dejar cruces podía haber comenzado en la Edad Media como santuario de los católicos, que reafirmaban su fe ante el protestantismo.
Pero fue en el S. XIX, con el inicio del nacionalismo lituano y de las diversas guerras que sufrió el país cuando la Colina de las Cruces se convirtió en símbolo de libertad para los lituanos. En el S. XX, con la ocupación nazi y más tarde, soviética, las autoridades pretendieron acabar con esta costumbre destruyendo las cruces que cada noche dejaban los lituanos. Pero no tuvieron éxito. Con la independencia de Lituania, en los años 90, la Colina de las Cruces se convirtió en un verdadero símbolo de libertad.
Si no se dispone de vehículo, la mejor opción es el bus. Si lo haces en taxi te puede costar unos 25€, teniendo en cuenta que el lugar está a unos 12 km, el taxista tendrá que esperar a que hagas la visita, y después volver.
Esta es la web oficial y hay información de cómo llegar.
Desde la terminal de autobuses, la misma donde llegamos ayer, hay que comprar el billete hacia Domantu. Nosotros tomamos el bus a las 8.25h. El siguiente no pasa hasta cerca de las 10h. En la taquilla te darán un papelito con los horarios de vuelta. Sólo está a 3 paradas, unos 20′, y te deja en la misma carretera. Habrá que caminar 2 km. camino adentro para llegar a la colina. Hay un indicador justo antes de la parada (Kryžių kalnas)..
Caminamos a buen ritmo porque el bus de vuelta que queríamos coger era a las 10.43h, así que teníamos una hora justita para hacer la visita. Es tiempo suficiente para verlo todo. El siguiente bus no es hasta más de las 12 h.
Sólo vamos nosotros, unas chicas francesas y una señora china. No hay nadie más a esa hora.
Se calcula que hay más de 100.000 cruces repartidas por la montaña. Al leerlo me pareció exagerado, pero habiéndolo visto ahora, no creo que exageren. Hay algunas que tienen un centenar de cruces sobre ellas… Como ya esperábamos, la visita nos ha impactado y no nos ha decepcionado nada.
Pero para terminar de hacerla más intensa, no sabemos qué ha pasado que se ha prendido fuego. Estábamos paseando por medio de aquel bosque de cruces y las chicas francesas salían corriendo porque nos decían que había un incendio muy grande en medio de las cruces. Nos avisaron que nos fuéramos porque quemaba muy rápido.
No sabíamos qué hacer porque no hay nadie vigilando y no podíamos dejar que un lugar tan especial como éste se quemara. Ellas fueron corriendo hacia el parking, que está al otro lado de la carretera, como a medio kilómetro, para avisar. Nosotras fuimos corriendo hacia el otro lado, hacia una casa que se veía y allí un señor mayor nos entendió por signos y llamó a los bomberos. Hay que decir que en 5′ ya oímos las sirenas. El incendio ardía con fuerza porque un árbol que había justo al lado desapareció en segundos a pesar de estar verde.
En pocos minutos aparecieron 4 camiones de bomberos y lo apagaron. Nos pareció morboso estar por allí haciendo fotos mientras ellos trabajaban en un asunto tan penoso y ya lo habíamos visto todo, así que decidimos ir tranquilamente hacia la parada del bus, que está justo enfrente del camino, al otro lado de la carretera. Nos fuimos muy satisfechas con la buena acción hecha.
Volvemos hacia el apartamento a recoger el equipaje y de nuevo a la estación de buses donde compramos el billete para ir a Kaunas. La salida es a las 13.10 h., así que tenemos una hora para comer y repetiremos en el Charlie Pizza donde cenamos ayer, que nos había encantando. La comida, de nuevo buenísima, con cócteles por 18,5€.
El autobús, de la compañía Kautra, es una pasada. Tiene wifi, enchufes, reposapiés, asientos muuuuy reclinables y es muy amplio y limpio. Nos ha costado 10,7€ pax. El paisaje que vamos viendo es bonito, muy llano y hay muchos estanques y árboles y algún río. De vez en cuando hacemos alguna parada por el camino.
Llegamos a Kaunas puntualmente a las 16 h. Hace un tiempo fantástico. Hemos llegado a los 19º mientras íbamos de camino.
El apartamento lo tenemos cerca del centro, pero a una media hora de la terminal de autobuses, así que tomamos un taxi que vemos parado allí cerca. Puso el taxímetro sin que le dijéramos nada y nos costó 5€. Dejamos las cosas y a las 17h nos ponemos en marcha.
Kaunas es la segunda ciudad más importante de Lituania y ciudad estudiantil. Tiene un casco antiguo muy bonito, con muchas terrazas de bares y restaurantes.
Además, está situada entre la confluencia de dos ríos, lo que le da un paseo alrededor del río muy especial, lleno de césped y espacio para pasear.
Aparte del paseo por el río, los lugares a visitar son la plaza del Ayuntamiento, muy ambientada; la catedral, y el castillo del S. XIV, típico del gótico báltico con ladrillo rojo, como los otros de la zona, con su torre redonda. Además, está al lado del río, lo que le da más encanto.
El casco antiguo es pequeño y en hora y media se puede decir que ya lo habíamos visto todo…
Eran sobre las 18.30 h y teníamos hambre, así que cenamos en un lugar típico en la Plaza del Ayuntamiento. El restaurante se llamaba Forto Dvara. Comimos cepelinai de carne, dumplings rellenos con carne y con salsa de yogurt y tiras de pollo empanado por 14€. Nos sobró un montón de comida, a pesar de que todo estaba muy bueno. Las raciones son muuuy generosas y con un plato por persona es suficiente.
Los días pasan y empezamos a arrastrar cansancio, así que hoy a poco más de las 20 h, ya vamos a dormir. A descansar y recuperar fuerzas para Vilna.
Día 4: Por la mañana visita a Kaunas, a mediodía bus hacia Vilna y por la tarde visita
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