HALLSTATT: (día 8: viernes, 5 de agosto de 2011)
Habíamos pedido el desayuno a las 8 y un poquito antes nos llama a la puerta el dueño con la bandeja. Nos traen café, té, bollos redondos tipo Viena, mermelada casera, mantequilla, embutido y nutella. Esta todo deliciosísimo y nos comimos sólo la mitad de los bocatas y el resto nos preparamos bocadillos para comer en ruta.
Este es el desayuno y la habitación y la casa por fuera, que es preciosa. El entorno de ensueño, rodeados de montañas y escuchando el sonido de los pájaros… Pero hay alguna casita que no sea espectacular??
Nos vamos a pasear por el pueblo, que no lo habíamos visto. Estamos a unos 10 minutos andando del centro. Pasamos por al lado de las minas de sal, que no teníamos pensado visitar, y se ve la vía del funicular.
Hallstatt es patrimonio de la Unesco por ser la población más bonita a orillas de un lago. El lago es una pasada, muy limpio y tranquilo. Tiene muy merecido el reconocimiento. Las casas son preciosas, con los balcones llenos de flores y sus árboles frutales pegados a la fachada. Llegamos a la fuente donde bebió agua Sisi emperatriz. El agua fresquísima y muy buena. Luego llegamos a la Mark Platz.
Subimos a la iglesia católica y al cementerio montañés.
Justo entonces abrían la casa de huesos. Entramos los primeros, eran las 10. No recuerdo qué nos costó pero muy baratito, creo que 2,5€ la tarifa familiar. Nos dieron una hoja en nuestro idioma con la explicación. Los cráneos tenían pinturas, el nombre y la fecha de la muerte.
Después nos dimos otra vuelta por el pueblo y de vuelta alquilamos una barca eléctrica. No teníamos mucho tiempo así que la cogimos por media hora. Creo que costó unos 10 €. Por una hora valía 16 €. Que gozada de paseo. Superrelajante. Ha sido de los mejores momentos. Nuestra hija quería conducirla, así que ella encantada, y nosotros estábamos disfrutando de que nos pasearan por el lago. ¡Todos contentos! Fuimos hasta el otro lado del lago y estuvimos disfrutando del paisaje y la temperatura tan agradable que nos hacía. Que gozada hubiera sido bañarse aquí… Hallstatt ha sido de los mejores sitios.
Tenemos que dejar el pueblo antes de las 12 porque es cuando se cierra el tráfico a los vehículos y como no hemos pedido ningún pase en la casa donde dormimos, no nos la podíamos jugar a salir más tarde.
A las 11.30 h dejamos Hallstatt rumbo al campo de concentración de Mauthausen, que está a un par de horas de coche. Por las carreteras de Austria encontramos más coches que en Eslovenia, pero llegamos bien a nuestro destino, gracias como siempre al GPS.
KZ MAUTHAUSEN
Llegamos al KZ de Mauthausen sobre las 13.30h. El precio de la entrada familiar es 4,80€. También compramos un librito con la explicación del campo en castellano. Hacía muchísimo calor.
Por error empezamos la visita por el final, por el parque de los monumentos. Aquí hay todo de monumentos que han hecho los diferentes países en recuerdo de las víctimas del holocausto.
Luego bajamos la escalera de la muerte. Es impresionante. Nos costó bajar!! Vimos las fotos en la exposición y es impresionante ver como suben casi 200 escaleras hacinados y cargados con las pesadas piedras de la cantera con los cuerpecillos enclenques por falta de alimento.
Luego abajo está el muro de los paracaidistas y de vuelta al campo. De todas formas creo que si hubiéramos hecho el recorrido como toca, no lo hubiéramos visto todo. Esta parte es más «suave» y se te va haciendo el cuerpo a tanto desastre…
Luego ves los barracones, el de comandancia, el de los presos… donde hay diversas exposiciones que ponen la piel de gallina. Cuesta creer que algo que hemos visto tantas veces por la tele puedas estar allí, poniendo un pie en la historia. Es durísimo y ver tantas fotos y cifras, a pesar que muchas están en alemán y no lo acabas de entender, lo recrudece todo.
Lo más duro es cuando llegas a las cámaras de gas, los hornos, la sala de disección, la zona del tiro en la nuca…
Hay una zona donde han puesto placas y recordatorios de diferentes países. Había el rincón de España. Allí conocimos un señor francés que era incapaz de articular palabra. Más de uno teníamos un nudo en el cuello. Había notas manuscritas que habían traído familiares de personas que habían caído en este campo.
También está la lavandería, la zona de desinfección, la cárcel donde pone que murieron 42.000 de los 46.000 prisioneros que estuvieron allí y una capilla. Y para terminar, la maqueta del campo.
Era una visita que teníamos programada para un par de horas y estuvimos más de 3. En cada sala tenía que volver a «rescatar» a nuestra hija pues se tiraba largo y tendido viendo las fotos e intentando entender… Es impresionante a donde puede llegar la crueldad humana. Con el corazón en un puño pusimos rumbo a Salzburgo que estaba a una hora y media de coche.
SALZBURGO
Teníamos que llegar sobre las 17 h y llegamos sobre las 18.30 h, así que a esta hora no nos daba tiempo a subir al castillo ni entrar en ningún monumento, que es lo que teníamos planeado. Fuimos directamente al hotel, en realidad un hostal que estaba muy cerca del centro, con la habitación correcta y a un precio caro, como todos los que hay en Salzburgo. Nos costó la triple 79 € en booking, con el desayuno incluido. La calle donde estaba era peatonal y aparcamos en la calle de atrás, en un hueco que había que era zona azul y por la hora que era ya no había que pagar. Las instrucciones del parquímetro estaban en alemán y un señor nos dijo que como mañana era sábado tampoco tendríamos que pagar, que había que poner el famoso disco horario y ya está. Pero no lo teníamos. Pregunté en el hotel y me dijeron que no tenía que pagar y que no hacía falta ningún disco, sin más. Bueno, pues en este rato vamos a ver lo que podamos del casco histórico, que es patrimonio de la Unesco.
Empezamos por la Mozartplatz, donde está la estatua de Mozart y la Torre del Carrillón. Fuimos a la oficina de turismo para comprar la Salzburg Card pero ya estaba cerrada. Seguimos por la Residentzplaz, donde hay una de las fuentes del abrevadero, el museo de Salzburgo y la Residencia.
A continuación está la Domzplatz. La plaza está llena de sillas para algún concierto. La catedral estaba abierta así que entramos a verla. Está bien y la vimos rápido.
Pasamos por la iglesia Franciscana, por la sede de los Festivales y por la otra fuente de abrevadero…
hasta llegar al ascensor al monte Mönchsberg. Aquí mismo pude comprar la Salzburg Card, que como ya sabréis es muy recomendable puesto que con un par o tres de monumentos que visites ya la tienes amortizada. El precio de adulto para 1 día es 25€ y para niños 12,5€. Las vistas desde arriba, muy bonitas.
Como ya estaba oscureciendo, pues no nos quedaba mucho más por hacer. Teníamos pensado ir a la abadía Augustiner Brau a cenar. Habíamos comido tarde y no teníamos mucha hambre, pero había que verlo así que desde el mirador buscamos los indicadores de Müllh y el dibujo de la jarra de cerveza y los seguimos. Nos marca 550 m. Por el camino hay gente paseando, a pesar de que como es como si estuvieras en medio del bosque, está muy oscuro.
Llegamos primero a una iglesia y luego ya vemos la puerta. Como bien dicen todos, parece que te has equivocado. Cuando bajas las escaleras hay estatuas de monjes.
Nuestra hija que ya estaba muy cansada que se pensaba que íbamos a cenar cuando ve las estatuas se cree que le hemos hecho una encerrona y que hemos venido a visitar algo. Pero seguimos bajando escaleras y pronto llegamos al pasillo donde están las distintas tiendas de comida y las puertas para acceder a los distintos salones.
Estaba todo atestado de gente. Os pongo una foto de uno de los salones y de la terraza exterior.
No teníamos mucha hambre y nosotras estábamos un poco empachadas de tanto franckfurt. Mi marido se pidió un muslo de pollo rebozado, mi hija quería patatas así que pidió una bandeja de patatas campesinas y yo vi unas gambas rebozadas que me entraron por el ojo. Luego pues las jarras de cerveza, la que te puedas tomar. Compras el ticket de la bebida, coges la jarra, la enjuagas en el grifo y pa dentro. Mientras comprábamos la comida empezó a tronar fuerte. Nos fuimos a la terraza, que estaba atestada, pero hay un trozo cubierto y allí nos apalancamos por si llovía. No tardó en apretar y en la terraza fue desbandada general, pero nosotros teníamos buen sitio. Si mal no recuerdo la jarra de cerveza de las pequeñas valía 3 euros y de las grandes 5. Allí estuvimos agustísimo, incluso se nos abrió el apetito.
Casualmente, después de ir todo el día cargando con el paraguas, como hacía buen tiempo y sólo íbamos a dar una vuelta por Salzburgo, pues dejé el paraguas y los chubasqueros en el hotel. Que oportuna que fui porque llovía a mares!! No sabíamos si esperar a que parara pero decidimos subir por arriba para salir de nuevo a la calle donde había visto que paraban los autobuses. Resulta que aquí las paradas de autobús no tienen nada para taparte, es un simple poste y en el horario me pareció que había que esperar un rato. Como ya íbamos bien mojados, y para esperar el bus bajo la lluvia, pues decidimos volver andando, o mejor, corriendo, al hotel. Para nuestra hija fue una aventura ponerse chorreando, así que con el subidón aligeró la marcha. Llegamos empapaditos pero muy contentos de la experiencia y nos dimos una ducha caliente antes de que nos diera frío. Menos mal que volvimos porque si no aún estaríamos allí… Nos lo pasamos genial, refrescón incluído. Recomendable la visita 100%. Así llegamos al hotel…
Como allí lo normal es que llueva, la gente seguía tomando las copas en la terraza, como si tal cosa. Incluso les proporcionaban chubasqueros de esos sencillitos para que siguieran allí. Incluso los que iban super bien arreglados porque estaban de concierto seguían como si no lloviera. Como era sábado por la noche, había mucho ambiente por todas partes y cuando volvimos por la sede de los festivales había también un montón de gente que estaba en el descanso del concierto.
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