El día de ayer fue más que completito, dejamos visto lo más importante de Praga y acabamos rendidos, así que el séptimo día nos lo íbamos a tomar con calma y, además, tenemos Ópera a las 19h.

Hoy íbamos a empezar por el Clementinum, una biblioteca impresionante, que se ve en visita guiada y es otra de las entradas caras que hay en Praga. El precio son 380 coronas que, si se ve en la primera visita, te cuesta la mitad. Esto mismo pasa si quieres visitar alguna de las otras torres. Y precisamente nosotros somos de llegar a primera hora.

Como Praga estaba tan llenísima de gente, se me ocurrió reservar la entrada la noche anterior, pero no pensé que estuviera abarrotado. De hecho, la web oficial no me dió opciones de entrada disponible hasta a dos semanas vista. Tampoco había opción en web de compra alternativa. Así que ya decidimos que no íbamos a madrugar y que nos acercaríamos igualmente, a ver si había suerte.

Pero no la hubo, cuando llegamos había una larga cola, así que nos quedamos sin hacer la visita.

Nuestro siguiente destino era el interior de las iglesias de la Plaza de la Ciudad Vieja, la de San Nicolás y la de Nuestra Señora de Tyn. Ambas nos gustaron mucho y son gratuitas.

Desayunamos en la plaza, en los mercados callejeros, un Trdelnick recién hecho y una salchicha. Y luego decidimos ir de tiendas para comprar algún souvenir.

Fuimos a parar a la plaza Wenceslao, que la teníamos pendiente, y que está la mitad cerrada por obras. También pasamos por el mercado Havelské, que nos gustó mucho, con zona de tiendas y mercado callejero para souvenirs. También pasamos por el pasaje Lucerna, donde vimos la estatua del Caballo Colgado del Techo.

Y de tiendas pasamos la mañana. Praga estaba a reventar y decidimos ir a comer al apartamento, donde nos esperaba la parrillada de codillo y costillas que nos sobró de ayer con una botella de vino que habíamos comprado.

Descansamos un rato y salimos pronto para acercarnos a ver la Torre de la Pólvora y la Casa Municipal, que vimos de lejos en el Free Tour y que están una al lado de la otra.

Paramos por el camino a merendar.

Supuestamente teníamos la Opera en el Teatro Estates, que también vimos en el Free Tour cerca de la Torre de la Pólvora, pero me confundí al mirar la entrada y la ópera no era aquí, sino en la Ópera Estatal que, según me dijeron, eran la misma empresa, pero otro lugar. Lo teníamos a 1 km, suerte que se me ocurrió preguntar porque había poco ambiente en la puerta…

La Opera que teníamos hoy era Romeo y Julieta, un clásico del que también disfrutamos. La entrada costó unos 20€, también precio intermedio, y esta vez en palco. El edificio también es precioso, tanto por dentro como por fuera.

La Ópera está muy cerca del Museo Nacional, por el que pasamos a la vuelta andando hacia el apartamento.

Vuelta a casa

Pues nuestro octavo y último día amaneció con lluvia. Hemos tenido muy buen clima, no llevábamos ropa de abrigo y en algún momento tuvimos que usar el chaleco debajo de la chaqueta, en el Sky Bridge, que nos hizo fresquito con la ventolera que hacía y la semana anterior había estado nevando. Pero el resto del viaje ha sido ideal.

Para hoy teníamos algunas cosas previstas como el paseo en patinete, o subir a la Torre Petrín, parecida a la Torre Eiffel, al otro lado del río y desde donde seguramente hay las mejores vistas de toda la ciudad, pero con el día que hacía, decidimos cancelarlo. Evidentemente, en el río no había barquitas funcionando.

Así que nos levantamos tranquilamente, dejamos el equipaje en la consigna del alojamiento, nos devolvieron nuestros 100€ de depósito y decidimos ir a comer tempranito al otro lado del río, donde hay un par de restaurantes recomendados: Pork’s y U Glaubicu. En Pork’s había cola en la calle, abrían a las 12 horas y faltaba poco. Nos decantamos por U Glaubicu, que está en la misma calle, un poco más arriba, justo frente a la Iglesia de San Nicolás.

Pedimos costillar, que estaba espectacular, no necesitabas ni cuchillo de lo tierno que estaba y queso camembert, que pensé que sería como el frito que ya pedí, pero no, venía con aceite de ajo y estaba buenísimo. Y, por supuesto, unos chupitos de licor de ciruela.

Ya volvimos tranquilamente hacia el apartamento. Estuvo bien ver Praga con lluvia, le daba un ambiente distinto y quizás un poco menos masificado. Y la gula me hizo rematar con otro Trdelnick para cerrar nuestro viaje.

El vuelo salía a las 21h, pero hacia las 17h ya pusimos rumbo al aeropuerto, de la misma forma que llegamos, en metro hasta Nadrazi Veleslavin y de allí en el bus 59 hasta la terminal 2, por 40 coronas.

En nuestra parada de metro subieron 2 revisores de los que habíamos oído hablar, se les nota a la legua a pesar de que van de paisano, pero ningún problema, puesto que, por supuesto, hemos ido comprando todos los billetes necesarios.

El vuelo salió con media hora de retraso y puso fin a otro fantástico viaje. Ahora ya todos nuestros sentidos están puestos en Shanghai y Korea del Sur. 😍

Aquí está nuestro itinerario y aquí nuestros consejos para visitar República Checa.