Hoy es nuestro séptimo y último día por tierras georgianas, puesto que volvemos mañana bien temprano.
Cueva de Prometeo y Cueva de Sataplia, cerradas
Para hoy teníamos la visita de la cueva de Prometeo y la de Sataplia. Ambas las encontramos cerradas.
Hacía días que tenía que haber llovido, según las previsiones meteorológicas, pero habíamos tenido suerte. Y hoy, a pesar de que no había previsión de lluvia, amaneció chispeando y la lluvia se iba animando.
Igualmente fuimos hasta Prometeo, donde abrían a las 10h. Está muy cerca de aquí, a una media hora. Miré en la web oficial si se podían comprar entradas para hoy y sí, se podía. Pero llegamos y estaba cerrado y un señor en la puerta nos hacía gestos como de que no iba a abrir. Algunos lugares sí cierran algunos festivos, pero no era este el caso.
Esperamos un rato, en la web oficial se ofrecía la primera entrada a las 10.45h, llegaron una pareja de hindúes y una familia de chinos así que lo volvimos a intentar, pero no coló. El hombre no abrió, así que fuimos hacia Sataplia. Parecía que la lluvia amainaba. Tampoco tuvimos suerte allí. De hecho, llegamos al final de una carretera en la que había una barrera que estaba bajada, así que no se podía seguir con el coche. Justo antes, en el lateral de la carretera había una especie de aparcamiento sin asfaltar, con lo que parecen tiendas y restaurantes que, seguramente en verano, estarán más animados. Pero no había nada, así que aquí acabó nuestra excursión. Ni intentamos cruzar la barrera andando porque seguro que no íbamos a conseguir nada y aún quedaba 1 km, para llegar al final.
Así que pusimos rumbo a Kutaisi.
Kutaisi
Aquí cerca está el Monasterio de Gelati, que es patrimonio de la UNESCO, pero que está en reformas y cuya visita habíamos descartado. Parece que el interior, que es lo más bonito, está cerrado por reformas y el exterior, está recubierto de andamios. Así que ni nos acercamos.
Para aparcar hay espacio al otro lado del puente. El Puente Blanco nos gustó mucho, con la estatua del niño de Picasso y, sobre todo, el agua del río parece más el acantilado del mar que un río, porque sobresalen grandes rocas del fondo. Luego nos limitamos a pasear por la ciudad.


El mercado, al ser Año Nuevo, estaba cerrado. Llegamos hasta la fuente, el parque también está cerrado, la Ópera nos la encontramos por el camino y está en reformas.
Paseamos un poco más, hicimos algunas compras y decidimos ir a comer. No pudimos acertar más con el restaurante El Depo, que está en la zona donde aparcamos el coche, un lugar poco turístico.
Sin duda el plato estrella era el Khinkali, que en carta lo tienen de varios sabores. Pasaban platos enteros continuamente. Nosotros pedimos encurtidos, cerdo a la brasa y lobiani, una especie de masa rellena con puré de judía pinta. Todo regado con cervezas nos costó 38 GEL.

La comida fue copiosa así que el lobiani nos sirvió de cena.
Ya habíamos acabado las visitas y el hotel lo buscamos muy cerca del aeropuerto, así que aprovechamos para ir a lavar el coche, en el hotel nos dijeron dónde. Llenamos el depósito de gasolina y decidimos ir a devolver el coche, para asegurarnos que todo estaba conforme.
En este hotel se incluye gratuitamente la recogida y la llevada al aeropuerto, si así lo pides. En un principio le habíamos dicho que no nos hacía falta, pero la chica fue muy amable e igualmente nos recogió, tan pronto como dispuso del coche.
Al llegar al aeropuerto no había nadie en Avis, a pesar de que el personal de seguridad nos dijo que tenía que estar por ahí. Pedimos a alguien si les podían llamar por si estaba en el aeropuerto, pero nos dijo que dejáramos las llaves en el buzón. Grabamos el vehículo, dejamos las llaves y a la vuelta de nuestro viaje nos llegó un cargo de 70 GEL, casi 26€ que hemos reclamado a Booking, porque no nos han dicho a qué corresponde.

El coche lo dejamos limpio, con el depósito lleno, sin rascadas extras y multa no creo que sea, teniendo en cuenta a la velocidad que nos hemos movido. No hay forma de acabar con un alquiler de coches sin ningún incidente!!! Suerte que aquí la empresa era conocida…
En el hotel hay un espacio común con mesas y algunos tentempiés y bebidas que puedes comprar. Además del lobiani, compramos un pastel casero y hasta aquí nuestro viaje.
Para volver, hay que pasar por facturación sí o sí, para sacar las tarjetas de embarques. Si no, no te dejarán pasar en el control de seguridad. Por la mañana parece que hay algunos vuelos así que estuvimos un rato de cola. A las 5 de la mañana nos llevaron hasta el aeropuerto, que está a 5’.

Otro destinazo espectacular para los amantes de lugares alternativos, con magnífica comida y buenos precios. Eso sí, no tan buenas carreteras, hay que tomárselo con un poco de calma. Y, sin duda, un plus visitarlo en invierno y encontrarlo todo nevado.
Aquí te dejamos el link a nuestra tienda en Ko-fi, por si te quieres descargar nuestros recursos.
Deja una respuesta