Pingyao, ciudad antigua

Hoy no hemos madrugado, aprovechando que no había que desplazarse para hacer las visitas. Nuestra primera visita ha sido la muralla de Pingyao.

Hay una entrada conjunta que vale 125 yuanes en la que se puede acceder a diferentes atracciones entre las que está la muralla, algún templo y algunas casas antiguas dentro de la zona amurallada. Compramos la entrada fuera, en el exterior de la puerta Norte, y por ahí mismo, justo en frente pudimos acceder. Nos costó 120Y.

Nosotros empezamos las visitas por la muralla, porque decían que hace mucho calor allá arriba. Eran sobre las 10h y la temperatura era muy agradable porque la propia muralla hace sombra y no hay tanto bochorno, así que el paseo es muy agradable. Habíamos leído que para subir a la muralla se tiene que hacer por la puerta Norte o Sur y para bajar de ella por la Este o la Oeste.

La muralla tiene un par de kilómetros por lado, así que se lleva un buen rato recorrerla. También había leído que había bicicletas allá arriba para alquilar, que era nuestra intención, pero no vi rastro de ellas, así que anduvimos hasta la primera salida donde pudimos bajar. En teoría tenía que ser la puerta Este, pero estaba cerrada con un alambre. Un poco más adelante, estaban montando un escenario y preguntamos dónde podríamos bajar y nos abrieron para que pudiéramos salir allí directamente a la calle.

Entonces seguimos por la calle Oeste y la primera visita que hicimos fue la casa de los escoltas, que nos pareció muy interesante con armas antiguas, diferentes tipos de lanzas, fotos de la época, muebles, los carruajes donde transportaban el dinero, etc. Nos gustó mucho.

pingyao

Luego visitamos la casa del banco, que fue de los primeros bancos que hubo; alguna otra casa de escolta, un par de templos y todo lo que íbamos encontrando en nuestro camino mientras íbamos paseando y que permitía el acceso libre. Algunos sitios los tenía marcados y otros no.

Por la mañana apenas había gente paseando por Pingyao y ya a partir de las 12h aprox empezó a ambientarse y a llegar grupos en masa. Pensábamos que Pingyao había quedado desfasada, pero nada más lejos de la realidad, ya que cada ciudad tiene sus horarios. Ya empezaba a haber demasiada gente así que elegimos lo que queríamos ver, que se limitó a otra casa de escoltas y la cárcel, que parece ser que había estado operativa hasta los años 60.

Hicimos este par de visitas, aunque no fueron tan interesantes como las anteriores y la cárcel no era más que media docena de celdas, básicamente una jaula con barrotes de madera y poco más.

En Pingyao hay un montón de tiendas para vestirse con los trajes tradicionales, maquillarse y arreglarse y nos encontramos muchíiiiisima gente ataviada con estos atuendos durante el día. A medida que pasaban las horas, todo estaba mucho más repleto de gente.

También hay muchos sitios para hacer masaje y también hay algunos que tienen pececitos para la limpieza de las pieles muertas de los pies, así que acabada la visita aprovechamos para hacer ambas cosas. La limpieza con pececitos valía 20 yuanes con tiempo ilimitado, nosotros estuvimos una media horita.

Masajes hay de diferentes tipos y como ya no nos quedaba mucho tiempo, pues eran las 17h, nos hicimos uno de pies de media hora que nos costó 30 yuanes. Después del masaje, repetimos la hamburguesa de pollo y pinchos del día anterior, nos lo llevamos al alojamiento y nos lo comimos en el jardincito.

El tren nocturno para Xi’An lo teníamos hacia las 20.30 horas. Habíamos tenido un día placentero, pero justo se puso el cielo negro y empezó a chispear y como teníamos la estación a 1 km y medio, no íbamos a ir cargando con las maletas y decidimos tomar un taxi porque en ese momento empezó a diluviar. De hecho, hubo que salir fuera de la muralla a por el taxi, así que no le llevó más de 1 km, y nos cobró 25Y. Seguro que si hubiéramos reservado con Didi hubiera sido muchísimo más barato, pero nos pusimos chorreando solo de bajar del taxi hasta llegar a la entrada de la estación, así que no teníamos mucho margen. En cualquier caso, el precio de los taxis es económico para nosotros.

Este fue el único nocturno que cogimos. Esta estación de Pingyao es más pequeña, así que solo había una única sala de espera. Este fue el único tren que cogimos que llegó con unos pocos minutos de retraso, diría que 5-10’. Los nocturnos no suelen ser trenes de alta velocidad, así que son más lentos, aunque llegó puntualmente a destino.

Cuando accedimos al tren estaba el pasillo abarrotado de gente y pensé donde nos hemos metido! Parecía el borreguero… Además, el pasillo del tren es super estrecho de forma que sólo cabe 1 persona de ancho y para que quepan 2, hay que ponerse de perfil. Pero resultó ser por el tema de la carga de teléfonos, que en los camarotes no hay, sólo hay algunos enchufes en el pasillo, así que la gente se acumula haciendo cola para poder cargar los teléfonos. Nosotros también tuvimos que hacer cola porque para mañana teníamos los guerreros de Xi’An y necesitábamos tener los teléfonos bastante cargados.

Las maletas las acomodamos en el altillo sobre el pasillo, puesto que debajo de la litera de abajo no hay espacio. Y como ya habíamos cenado, pues nos tomamos unos chupitos de los que llevábamos mientras cargábamos los teléfonos.

En el apartado de transportes he dado más información al respecto. El viaje fue placentero en la litera de arriba y la intermedia de 2ª clase, lo que nos tocó, y la gente muy amable, nada ruidosa como había leído que podía pasar. Quizás tuvimos suerte?? Reitero que me pareció muy práctico y cómodo todo: aire acondicionado, buena almohada, buen edredón, cama estrecha pero firme, luz de cortesía y a las 21.30h silencio. La única pega era el tema de los cargadores y que nuestros aparatos tecnológicos son del siglo pasado, pero ya sabiéndolo, uno puede ir más preparado.

La noche la pasé con un ojo abierto, porque yo me acosté sin mis teléfonos que seguían cargando, y no me acordé de programar una alarma por si acaso, que no estaba segura si el tren seguía… Y ya a las 12 de la noche no era plan de bajar de la litera o ponerme a preguntar, así que a la aventura y cruzando los dedos para que el tren acabase su trayecto en Xi’An y no nos pasáramos de parada. Y así fue, a las 4.30h pasó la china de turno dando gritos y todo el mundo empezó a moverse y llegamos super puntualmente. Yo además me había puesto el pijama, así que había que cambiarse… pero el resto de la gente parecía haber dormido tal cual.

Día 7: Los Guerreros de Terracota