Nápoles. Día 2: lunes, 24 de junio de 2013

Nos levantamos a las 7.30, que fue la hora que fijamos para despertarnos casi todos los días. Nuestra primera visita era Nápoles. Habíamos estado en el norte de Italia, pero llegamos hasta Roma, y Nápoles no lo conocíamos, así que aprovechamos que nos va de paso para visitarla.

La carretera de Civitavecchia a Nápoles es prácticamente todo autopista y está muy bien. Se tarda unas 3 h. Cruzamos los Apeninos, que nos llevaron por una ruta rodeada de altas y verdes montañas. Un paisaje muy bonito. En cambio cuando llegamos a Nápoles alucinamos. La entrada a la ciudad fue muy decepcionante. La que se supone que debe ser una de las arterias principales de acceso al casco antiguo era una calle caótica, adoquinada y sucia, con muchos agujeros y baches en la carretera que nos hacían sufrir por los bajos de nuestro coche; edificios destartalados, viejos y pintarrajeados; y todo tipo de vendedores ambulantes a pie de carretera (llantas, muebles de terraza, aceite, sillitas de plástico para niños pequeños, muñecas, etc. compartían espacio); además de los impacientes conductores italianos cerrándote el paso y pitando continuamente.

Dejamos el coche en un parking céntrico. Empezamos por la plaza Municipio que estaba en obras, prácticamente toda levantada. Desde allí se veía el Castillo Nuovo, que vimos por fuera.

Castillo Nuovo en Nápoles, Italia.

Castillo Nuovo en Nápoles, Italia.

Seguimos por el Teatro hasta la plaza Plebiscito enormemente grande. Le daba un aire a la plaza de San Pedro de Roma con las columnas.

Plaza Plebiscito en Nápoles, Italia.

Plaza Plebiscito en Nápoles, Italia.

Retrocedimos hasta la Galería Umberto I que dicen que se parece a la Galeria Vittorio Emanuelle de Milán. También le da un aire, pero ésta es mucho más pequeña.

Galería Umberto I en Nápoles, Italia.

Galería Umberto I en Nápoles, Italia.

Galería Umberto I en Nápoles, Italia.

Salimos por la calle Toledo que es la calle de las marcas y callejeamos

pero todas las iglesias están cerradas. La Catedral sólo se podía visitar previo pago del museo, que no nos interesó ni preguntar el precio.

No estuvo mal el paseo por el casco histórico pero tuvimos suficiente. Volvimos al parking por el Corso Umberto I. Había muchas calles en obras y muchos de sus edificios necesitan una restauración. La mayoría de ellos tienen pintadas que les quita el encanto.

Teníamos previsto para la ciudad unas 4 h de visita, pero nos sobró tiempo. Por unas 2 h y media nos cobraron 10€. Esto no me cuesta ni en las Ramblas de Barcelona, pero en fin… En cambio los precios de comida y souvenirs nos han parecido muy económicos.

Ahora sólo nos quedaba llegar a Bari, donde cogíamos ferry hasta Igoumenitsa, en Grecia. El trayecto eran unas 3 h. Aquí el check in rápido y sin problemas. Y en este trayecto vamos sin acomodación con la compañía Superfast. Salimos puntualmente a las 20 h y llegamos a Grecia a las 6.30 h de la mañana. El billete sin acomodación quiere decir que te buscas la vida para dormir en el barco. La gente se suele instalar en los sofás de la recepción o de la cafetería. Algunos más preparados con el colchón inflable en cualquier moqueta.

Este fue nuestro reducto…

En barco hasta Grecia...

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