Hoy comenzó oficialmente nuestra aventura en Corea. Tras un vuelo puntual con China Eastern Airlines, llegamos a Daegu sobre las 15:00 h (hora local). La facturación fue sencilla y el traslado al aeropuerto, cómodo gracias al autobús gratuito del hotel. No nos pidieron el QR sanitario ni el eArrival.

Cambio de planes: Tripitaka Koreana

Debido al ritmo intenso del viaje, decidimos modificar los planes y no visitar la Tripitaka Koreana en Haeinsa, una colección de textos budistas en madera patrimonio de la UNESCO. Para llegar hay que desplazarse a la estación de bus de Seobu y luego allí coger un bus que tarda hora y media por trayecto. Además, la Tripitaka no puedes ni verla porque está protegida en unas habitaciones a las que no se puede acceder ni siquiera a través de una ventana, por lo que descartamos la visita.

🚌 Transporte y tarjeta T-money

Al llegar al aeropuerto, tuvimos que gestionar la tarjeta de transporte T-money, que se compra en tiendas de conveniencia por unos 4.000 KRW por persona y se recarga en efectivo. Inicialmente cargamos 10.000 KRW por persona, pero cada trayecto cuesta entre 1.500 y 2.000 KRW, así que tuvimos que recargar más.

Para recargar, tuvimos que sacar dinero en efectivo, ya que es uno de los pocos pagos que no se pueden hacer con tarjeta. Usamos nuestra tarjeta N26, pero el cajero del aeropuerto no funcionaba bien. Acabamos cambiando dinero en una oficina de cambio, aunque la comisión fue alta.

También tuvimos que activar la tarjeta eSIM coreana. Aunque ya la habíamos usado en China, fue necesario reactivar el roaming. Una vez hecho esto, ya teníamos datos móviles y pudimos usar la app de transporte Kakao Maps, que funcionó perfectamente. A la salida del aeropuerto cogimos el autobús que nos indicaba la aplicación hasta la estación de tren de Dongdaegu.

🚉 Rumbo a Gyeongju

El tren rápido a Gyeongju costó unos 5 euros y tardó 20 minutos. Desde la estación, un autobús local nos acercó a nuestro alojamiento reservado por Airbnb, a solo 300 metros de la parada.

Gyeongju, antigua capital del Reino de Silla, es una ciudad histórica con varios lugares Patrimonio de la UNESCO, como los túmulos, el Templo Bulguksa y la Aldea Yangdong.

🏞 Visita a la Aldea Yangdong y regreso

Después de dejar el equipaje, decidimos visitar uno de los lugares previstos para el día siguiente: la Aldea Yangdong. Llegamos sobre la una del mediodía, descansamos un poco y luego nos dirigimos a la terminal de autobuses. La información estaba mayoritariamente en coreano, y aunque había pantallas, no funcionaban bien en inglés. Finalmente, encontramos el autobús 203, que parecía dejarte más cerca del destino.

La primera terminal que encuentras es la Express Bus Terminal, con edificio con ventanillas, etc. Allí nos indicaron que debíamos ir a la Intercity Terminal, que ya sabíamos que estaba un poco más adelante. Pero no es más que una explanada donde los autobuses aparcan y salen a su hora. No había personal para preguntar, la pantalla no funcionaba bien… y solo había una marquesina. Tras preguntar varias veces, un chico nos ayudó y decidimos esperar el primer autobús que apareció en pantalla: el 203, a las 15:30 h. Como nos quedaba una hora, aprovechamos para tomar nuestro primer café con caramelo helado (¡adictivo con el calor!) y recargar la T-money.

El autobús salió puntual y el trayecto duró unos 45 minutos. Al llegar, nos dejó en un aparcamiento grande, a unos 300m. de la entrada. Pagamos la entrada al recinto turístico (4.000 KRW), aunque al regresar ya no había nadie en la garita. Nos dieron un papel con los horarios de vuelta.

Llegamos sobre las 16:15 h. El siguiente autobús salía a las 17:00 h, pero no nos daba tiempo suficiente para visitar la aldea, así que optamos por el de las 18:30 h. Acabamos la visita hacia las 18:00 h y esperamos un rato. Descubrimos que los autobuses solo aparecen en las pantallas unos 15-20 minutos antes de su llegada.

Es una zona muy verde y estaban fumigando contra los mosquitos. También hacía bastante calor.

🌙 Mercado nocturno y cena local

De vuelta en Gyeongju, visitamos el mercado nocturno Jungang Market. Aunque muchas tiendas estaban cerradas, la zona de puestos de comida ofrecía opciones deliciosas.  Probamos vieiras gratinadas con queso por 7.000 KRW, un tipo de sushi local y otro plato con gambas y calamar en tempura por 9.000 KRW. Todo estaba delicioso. También tomamos una cerveza grande por unos 2.000 KRW. Fue una cena sencilla pero muy sabrosa.

Terminamos el día paseando entre los túmulos iluminados, una experiencia tranquila y especial. Mañana volveremos para verlos con luz de día.

Próximamente: Día 4, Gyeongju