Desayunamos en el apartamento con productos básicos (huevos, mermelada, leche y la mantequilla traída del avión). Café con leche y hielo para empezar el día con energía.

Fuimos a la terminal principal de Busan para comprar los billetes de autobús hacia la Central Bus Terminal (7.700 won, exprés, 50 minutos, salida a las 9:20h). Mientras esperábamos, aproveché para sacar dinero en un cajero para extranjeros (¡por fin! 150.000 won y permitía hasta 350.000 eon). Recargamos la T-Money con 10.000 won más por persona.

Llegamos a Busan sobre las 10h, cerca de la parada de metro Nopo. Allí conocimos a una señora mayor que hablaba inglés y nos acompañó hasta el metro. Desde Nopo, una parada hasta Beomeosa. Al salir, todo estaba cerrado por ser domingo. Necesitábamos dejar las maletas y, amablemente, en una ferretería nos las guardaron en su casa, explicándonos cómo abrir la puerta con una cuerda. Intentamos darles una propina, pero no la aceptaron.

Visita al templo de Beomeosa

La parada del bus está a unos 25 minutos andando del templo, pero tomamos un taxi (6.500 won) y fue un acierto por la pendiente, la gente llegaba jadeando. El templo es gratuito y, aunque era domingo, había poca gente. El lugar es precioso, con la torre de la campana, la torre del tambor, edificios tradicionales y zonas de oración. Incluso presenciamos rezos del rosario. Fue una visita muy enriquecedora.

Bajamos caminando y hay un tramo con un sendero de madera junto a un riachuelo, ideal para relajarse y refrescarse. Recogimos el equipaje en la ferretería (ya cerrada) y fuimos en metro hasta Seomyeon, nuestro alojamiento para dos noches. Nos costó encontrar la salida del metro, ¡los subterráneos coreanos no son lo nuestro!

Trekking por Igidae

Por la tarde, tras dejar el equipaje y comer algo rápido, hicimos el trekking por Igidae (3,5 horas, ruta de 5 km). Llegamos en autobús y aunque al principio parecía que nos habíamos equivocado de parada, el camino resultó ser muy bonito. Tuvimos que caminar unos 500 metros por una especie de autovía, cruzando un puente elevado que ofrecía unas vistas espectaculares de los islotes.

El primer punto destacado fue el Skywalk, donde hicimos fotos panorámicas. Compramos agua en un pequeño bar (no hay más puntos de hidratación hasta el final). El sentido en que hicimos la ruta fue el más cómodo, por el horario del Skywalk. Hay subidas y bajadas en todo el tramo, y zonas de baño en el mar (llevábamos bañador, pero no nos bañamos). Al final, vistas a los rascacielos iluminados y una fuente para refrescarnos. Estuvimos aproximadamente de 15 a 19h.

Cena local y regreso

Tras el trekking, caminamos hasta una zona animada con pista de patinaje y música en directo. Cenamos en el mercado tradicional de Seomyeon: pollo frito (mitad picante, mitad normal), tres cervezas Terra y soju (44.000 won). Pagamos con tarjeta sin problema.

Al salir, empezó a llover intensamente. Aunque el hotel estaba a 400 metros, nos empapamos, pero con las sandalias romanas, ¡ningún problema! Habíamos dejado el paraguas en la habitación, pensando que lo llevábamos.

A pesar de la lluvia, fue un día espectacular. Tanto el templo de Beomeosa como el trekking por Igidae fueron experiencias inolvidables. Combinar ambas actividades en un solo día fue todo un acierto.

Para mañana se prevé lluvia intensa y seguimos recibiendo alertas en el móvil. Veremos qué podemos hacer, ya que la previsión es de lluvia intensa en todo el país.

Próximamente: Día 6: Busan Haeundae y Ganwalli.