Escala en Abu Dhabi y vuelo a Shanghái
El viaje comenzó con complicaciones. El vuelo inicial salió con retraso: nos hicieron embarcar y permanecer dentro del avión durante una hora y media sin explicaciones claras. Solo nos iban informando que faltaba media hora más, y luego otra media hora. Finalmente, pidieron disculpas, aunque nunca explicaron el motivo del retraso —algo relacionado con papeleo, según entendimos. Aterrizamos en Abu Dhabi con una hora de demora.
El aeropuerto de Abu Dhabi me pareció espectacular: moderno, cómodo, con sofás por todas partes, fuentes de agua y wifi gratuito. El control de seguridad fue sencillo. Llevaba dos botellas de agua y, sorprendentemente, no me dijeron nada. Primera vez que paso agua sin problema, así que lo tendré en cuenta para futuros vuelos.

El segundo vuelo también tuvo un pequeño retraso: el avión estuvo dando vueltas por la pista antes de despegar. Este tramo lo hicimos con China Eastern Airlines, que nos cambió los horarios unos meses después de haber comprado los billetes, ampliando el tiempo de escala tanto a la ida como a la vuelta. Quizás no estuvo mal este cambio, porque con una hora de retraso, igual no habríamos llegado a tiempo de cogerlo.
Aun así, llegamos puntualmente a Shanghái. Al aterrizar, el avión tardó otros 15 minutos en llegar al túnel de desembarque. Dormimos bastante mal en este vuelo: el avión era más sencillo y nos tocó en el medio, lo que nos dejó bastante cansados.
Llegada a Shanghái y traslado al hotel
Ya tenía preparado el documento de entrada, que había completado online tras recibir el aviso al reservar con Trip.com. Si no, se puede rellenar a la llegada. Al llegar, escaneé el código QR en una máquina que lo imprimió automáticamente. El control de aduanas fue rápido, aunque hubo algo de cola.
La eSIM funcionó perfectamente: se ha convertido en un imprescindible en los viajes. Aterrizar y tener conexión a internet desde el primer momento es todo un lujo.
Tenía alojamiento cerca del aeropuerto y un servicio de recogida que resultó ser un autobús grande, no un coche como esperaba. Tienen un horario establecido, con salidas cada hora aproximadamente desde la T1 (suele salir a las 20’). Lo esperamos unos 20’, pero funcionó bien. El hotel es enorme y muy bonito, con vistas a un canal. La habitación es tipo ejecutiva, espaciosa y cómoda.
Visita exprés: Templo del Dios y Jardín Yuyuan
Después de dejar el equipaje, nos dirigimos al Templo del Dios y al Jardín Yuyuan. Como llegamos tarde, tomamos un taxi Didi en lugar del metro. El trayecto costó 86 yuanes, sin problemas, y tardamos casi una hora. El pago, como todo en China, lo hicimos a través de Alipay, que funcionó a la perfección.

Visitamos el templo, al que llegamos hacia las 16 h, aunque la parte del jardín estaba cerrada sin explicación. Solo pudimos ver la zona del lago y la entrada. Una pena, porque tenía buena pinta, pero alguien nos echó un cable para acortar las visitas.
Explorando el Bund
La zona del Bund es preciosa, con arquitectura tradicional, tiendas turísticas y restaurantes. Muy animada y pintoresca. Desde allí vimos la zona financiera de Pudong, al otro lado del río. Vimos los edificios emblemáticos: la Torre de Shanghái, la Perla Oriental y una réplica del toro de Wall Street. Desde el Bund, disfrutamos de las vistas de los rascacielos iluminados al anochecer.


Tomamos un taxi de vuelta. Hubo una pequeña confusión con la ubicación, pero conseguimos llegar en menos de una hora. Llegamos al hotel cerca de las 20 h.
No pude hacer el check-in online, así que tendremos que pasar por facturación. El vuelo sale a las 8 de la mañana, así que cogeremos el autobús del hotel a las 5h, ya que sale uno cada hora aproximadamente. Nos aseguraremos de estar en el aeropuerto con suficiente antelación.
Próximamente: día 3: llegada a Daegu y Aldea Yangdong
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