El Trastevere es uno de los barrios más característicos de la ciudad, lugar ideal para pasear por coloridas callejuelas y plazas, que todavía conservan un carácter auténticamente romano.

Antiguamente el Trastevere (“al otro lado del Tevere”, el Tíber) fue el primer barrio emplazado en la orilla derecha del río; en él vivían artesanos, pescadores, comerciantes, así como la comunidad de extranjeros dedicados a actividades portuarias. También era conocido por sus espléndidas villas y sus vastos jardines, los más importantes de los cuales fueron los de Julio César, donde parece ser que se hospedó Cleopatra; a su muerte, Julio César los dejó en testamento al pueblo romano. En la época medieval, el barrio adquirió su especial carácter, que conserva todavía en sus calles estrechas y sus plazoletas.

Entre todas podemos nombrar la de S. Maria in Trastevere, que es la basílica más antigua de Roma (año 337, construida bajo el pontificado de Julio I), la de S. Crisogono, de S. Cecilia y, por último, la de S. Francesco a Ripa.

Es posible encontrar una torre de época medieval (Torre de los Anguillara del siglo XIII), una iglesia – la de S. Benedetto in Piscinula – con uno de los pavimentos más bellos de la ciudad (hecho en el siglo XI con trozos de mármoles antiguos donados por la familia de los Cosmati) y con el campanario más pequeño de Roma, un “vicolo” (callejón) llamado el “Vicolo dell’Atleta” porque fue allí que hace dos siglo se descubrió una estatua romana de gran importancia por la historia del arte clásico, o sea la copia romana del célebre “Apoxyomenos” de Lisippo del siglo IV a.C., (ahora en los Museos Vaticanos), una sinagoga con fachada original de ladrillo del siglo XI y, como a menudo pasa en Roma, algunos testimonios de su pasado imperial.

Entre todos se pueden mencionar por ejemplo las murallas (restauradas al final del siglo XV por el papa español Alejandro VI Borja) hoy “Porta Settimiana”, que mandó construir al final del siglo III el emperador Aureliano y restos de edificios antiguos hoy en día visibles a un nivel inferior de unos metros bajo el pavimento de muchas iglesias del barrio.

La iglesia de Santa Cecilia en sus subterráneos (visibles pagando un billete de entrada) conserva una serie de construcciones que se han identificado como pertenecientes a diferentes épocas romanas a partir de la republicana (siglo II a.C.) hasta los siglos II y IV d.C. También se puede admirar en la iglesia de San Crisogono donde no solo se han descubiertos elementos arquitectónicos de un edificio imperial del siglo IV sino también sarcófagos paganos y frescos de época medieval de los siglos VIII y XI.

Santa Maria In Trastevere

Es muy recomendable visitar la antigua basílica de Santa Maria in Trastevere, con sus mosaicos (siglo XIII) de Pietro Cavallini, y de Santa Cecilia, con la estatua de la patrona de la música, obra de Stefano Maderno. Para revivir también en el Trastevere los fastos del Renacimiento romano es aconsejable visitar la Farnesina, la villa suburbana del rico banquero Agostino Chigi, donde se conservan frescos de Rafael, Baldassare Peruzzi y Sebastiano del Piombo.

Horario: 7:30 – 13:00; 16:00 – 19:00.

Isla Tiberina

Se accede por el Ponte Fabricio. Esta isla está ligada a la medicina desde siempre. La iglesia de San Bartolomé se construyó en el S. X, sobre lo que había sido un templo dedicado a Esculapio, el dios de la medicina, del S. III a.C. Y actualmente también se encuentra el hospital Fatebenefratelli ocupando la mayor superficie de la isla.

Río abajo se ven los restos del Ponte Rotto, el primer puente de piedra que se construyó en Roma en el año 142 a.C, y aunque fue reconstruido en numerosas ocasiones en 1598 se derrumbó. Actualmente sólo se conserva un arco.

La Isla Tiberina de origen volcánico fue determinante para el establecimiento, hace más de 2800 años, de las primitivas poblaciones en las colinas romanas.

Entre las muchas leyendas que caracterizan su larga historia, la más famosa es la que tiene como protagonista una serpiente. Corría el año 293 a.C. y en Roma una tremenda epidemia de peste estaba matando a miles de ciudadanos.

Una comisión de expertos tomó la decisión de enviar en barco unos representantes a Grecia, precisamente al santuario de Epidauro que estaba dedicado al dios de la medicina Esculapio. Una vez allí se vio que una serpiente, símbolo del dios, había entrado en la embarcación romana que abandonó solo cuando los representantes regresaron a la misma Isla Tiberina.

Todo eso fue interpretado como una clara señal que evidentemente el dios griego quería que los romanos les dedicaran un templo. En el 291 a.C. el templo fue inaugurado, la peste desapareció y se construyó también un edificio destinado a acoger y a curar a los enfermos.

En memoria de este importante acontecimiento, en el siglo III a.C., se dio a la Isla la forma de una nave cuyos restos en travertino es posible ver aún en día y donde se distinguen parte de la popa con el timón y la figura del dios con su bastón y su serpiente.

Durante la época medieval, finales del siglo X d.C, en lugar del templo de Esculapio y utilizando todas sus columnas, fue erigida la iglesia dedicada al apóstol Bartolomeo, iglesia muy famosa para los peregrinos dado que en ella se conservan sus preciosísimas reliquias.

Actualmente casi toda la superficie de la isla está ocupada por el importante hospital religioso de los Hermanos de San Juan de Dios (Fatebenefratelli): evidentemente la vocación antigua ha persistido.

Una última curiosidad: el puente que une la isla al barrio judío (el Ghetto) es un puente romano perfectamente conservado que después del Puente Milvio (II siglo a.J.C.) es el más antiguo de Roma dado que fue inaugurado por el arquitecto romano Lucio Fabricio en el 62 a.J.C.

La isla Tiberina es un sitio muy bonito de Roma. Una ruta muy recomendable puede ser visitar el Trastevere y volver a la Plaza Venecia atravesando la isla y el barrio judío. En verano, en las orillas de la isla con el río se sitúan bares, restaurantes, un pequeño mercado y hasta un cine de verano. Es un sitio ideal para salir de noche y tomar una copa en un entorno maravilloso.