Volcán Pacayá (día 3: miércoles, 22 de julio de 2015)

De nuevo ataca el jet lag. A las 8 de la noche estaba ya que me caía y a las 4 de la mañana los ojos como platos. Guatemala es uno de los países con más densidad de volcanes, tiene 33 de los que 3 permanecen activos: el volcán Santiaguito, el volcán de Fuego y el Volcán de Pacayá. Así que decidimos hacer la excursión al volcán Pacayá, aún activo.

La excursión al volcán se hace en dos turnos de transporte colectivo desde cualquier hotel: a las 6 de la mañana y a las 2 del mediodía. Nosotros elegimos la de la mañana. Esta excursión se hace en grupos que acceden al volcán con un guía, y la ofrecen la mayoría de los hoteles por 12$. Además allí hay que pagar otros 50Q para acceder al recinto protegido del parque.

A las 6 en punto ya nos venían a recoger. De hecho aún no habíamos bajado que subieron a buscarnos a la habitación. Es una minivan donde caben unas 15-20 personas, la que hace este tipo de recorridos turísticos. Pasamos por tres o cuatro hoteles más a recoger más gente y emprendemos la ruta de una hora aprox. La carretera tiene de todo: tramos de autovía, tramos de un solo carril, tramos sin asfaltar… Lo peor es como conducen, sobre todo en los adelantamientos en los que no mantienen distancia de seguridad y donde las carreteras de dos carriles se convierten en cuatro. Tampoco respetan las líneas continuas.

Cuando llegamos al parque, los de nuestra furgoneta formamos grupo con nuestro guía Walter, muy agradable, que nos acompañará en la subida y en la bajada. Llevan muy controlado el acceso al parque y hay que registrarse antes de subir. Allí también nos ofrecen palos para alquilar o subida en caballo, que valía 100Q por tramo. En cualquier caso, algún caballo nos acompañó todo el recorrido por si alguien lo necesitaba. Una mexicana que se quejó desde el primer paso, subió y bajó estoicamente a pie. En cambio un señor belga de cierta edad, hizo ambos tramos a caballo.

Walter nos va explicando detalles del volcán y como a las 8 de la mañana ya empezamos la ascensión por un camino estrecho pero sombrío puesto que la vegetación es muy densa. Hacemos paradas estratégicas durante el camino para descansar, hacer fotos y reagruparnos, aprovechando aquí para darnos la explicación pertinente.

Como habíamos leído que mejor ir los primeros para tener tiempo de descansar, pues damos lo mejor de nosotros y ponemos la directa. El camino es agradable y aunque algo empinado, es de agradecer la sombra de los árboles y que el calor aún no aprieta demasiado por ser bastante temprano. Aunque no lo parece, hay una buena pendiente.

Primer tramo de camino, con buena inclinación, pero protegido del sol...

Primer tramo de camino, con buena inclinación, pero protegido del sol…

Todo es muy verde y hay un lago volcánico al fondo. El grupo lo formamos mexicanos, belgas, daneses y nosotros.

Nuestro grupo de excursión al volcán Pacayá.

Nuestro grupo de excursión al volcán Pacayá, en una de las paradas para reagruparnos.

Paramos también ante un imponente roble de 400 años que estoicamente ha aguantado las últimas erupciones. La última fue en 2010. El Pacayá tiene 2552 m de altitud.

Roble con 400 años.

Roble con 400 años.

Cuando se acaba la vegetación llegamos a una ladera.

Ladera a pies del volcán Pacayá.

Ladera a pies del volcán Pacayá.

Ahí queda un tramo por bajar hasta llegar a la base de la roca volcánica. Este tramo es arenoso y resbala mucho. Se baja bastante fácil, casi corriendo. Lo duro fue a la vuelta, de subida, porque era como subir a una duna y los pies se resbalaban constantemente. Consejo: clavar la punta con fuerza, preferiblemente en alguna pisada anterior. Digamos que así resbalas menos. A nosotros nos funcionó y pudimos subir más o menos ligeros, aunque igualmente cansados, pero así tardamos menos.

Llegamos hasta la base del volcán hasta donde podemos tocar la roca volcánica.

Ladera a pies del volcán Pacayá.

Los caballos nos acompañaron toda la ruta por si alguien los necesitaba…

Allí hay algunos agujeros donde sale calor y donde aprovechamos para deshacer unas nubes… que quedaron deliciosas.

Calentando unas nubes en el calor del volcán.

Calentando unas nubes en el calor del volcán.

Que buenas y deshechas han quedado las nubes!!

Que buenas y deshechas han quedado las nubes!!

Luego hay que desandar lo andado. Lo peor es la subida que acabo de comentar. Además el sol ya aprieta de lo lindo y el cansancio hace mella.

Llevad comida y bebida. Sólo podréis comprar algo en el control de acceso al parque. Luego no hay ningún puesto para comprar nada. Arriba lo ideal es comer algo antes de volver a bajar.

Zona de descanso en el volcán Pacayá.

Zona de descanso donde reponemos fuerzas antes de emprender de nuevo la bajada del volcán Pacayá.

Luego una vez en el sendero la bajada es muy agradable y la hicimos casi saltando todo el camino, con las paradas de rigor para reagruparnos.

Tengo que decir que íbamos preparados para lo peor por los comentarios que habíamos leído, incluso esperaba acabar con agujetas por no haber tenido tiempo de ponerme en forma. Pero nos fue de fábula. Subimos a buen ritmo y así tuvimos tiempo de ir descansando.

Había quien iba con sandalias, desde luego es recomendable calzado de caminar, como mínimo cerrado. Y también llevamos pantalón largo por si había alguna caída. La piedra volcánica corta como cuchillas. No nos pasó nada, pero más vale prevenir…

Nos despedimos de Walter y su familia, encantadores todos, y de nuevo a la furgo para volver al hotel.

Compañeros de viaje en la excursión al volcán Pacayá.

Nuestros compañeros mexicanos y nuestro guía Walter, en la excursión al volcán Pacayá.

Comemos un bocata y rato de piscina y descanso.

La piscina del hotel.

La piscina del hotel.

La piscina del hotel.

Rato de relax.

Sobre las 15 h decidimos seguir con la ruta que teníamos pendiente en Antigua.

Compramos pan de banano en la panadería Xicotencalt, en la 4ª oriente. Nos lo habían recomendado y está buenísimo. Es como un gran bizcocho dulce cortado en rebanadas. No es pan salado.

Seguimos hasta el hotel Santo Domingo, que se trata de un convento que fue destruido por uno de los terremotos y por eso hay restos de ruinas y figuras religiosas. Los jardines están muy bien cuidados. Hay un grupo de guacamayos y un restaurante exterior muy elegante. Todo muy bonito. No sé si había que pagar o no, pero no pagamos, nadie nos dijo nada.

Hotel Santo Domingo, Antigua.

Hotel Santo Domingo, Antigua. Aunque no te alojes aquí, ésta es una visita obligada.

Hotel Santo Domingo, Antigua.
Hotel Santo Domingo, Antigua.

Jardines del Hotel Santo Domingo, Antigua.

Hotel Santo Domingo, Antigua.

Ruinas en el Hotel Santo Domingo, Antigua.

Hotel Santo Domingo, Antigua.

Restaurante exterior del Hotel Santo Domingo, Antigua.

Seguimos hasta la iglesia de San Francisco que acabábamos de pasar. Por dentro es muy sobria pero hay unos retablos muy bonitos.

Continuamos hasta el tanque de la unión, que era un antiguo lavadero público donde también hay una plaza muy ambientada.

Tanque de la Unión, Antigua.

Tanque de la Unión, antiguo lavadero público de Antigua.

Y rematamos las compras que teníamos pendientes.

De vuelta al hotel pasamos de nuevo por la plaza central donde hay un grupo de chicos cantando canciones religiosas rodeados de público que les sigue muy devotamente. Algunos parecen en trance.

Grupo de música religiosa en la Plaza Central.

Grupo de música religiosa en la Plaza Central.

Hoy cenamos en el Rincón Típico, que era uno de los restaurantes que tenemos recomendados. Tienes 4 platos a elegir que se sirven con guarnición de arroz, ensaladilla y para beber horchata, que es agua de arroz dulzona. Nosotros pedimos chorizo, pollo y adobado. El precio de cada plato eran 30 quetzales.

Cena en el Restaurante el Rincón Típico, Antigua.

Cena en el Restaurante el Rincón Típico, Antigua: chorizo, pollo y adobado.

Y paseíto nocturno…

Catedral de San José, Antigua.

Catedral de San José, Antigua.

Paseo nocturno por Antigua.

Con esto damos por terminada nuestra visita a Antigua, una ciudad con mucho encanto, agradable para pasear y callejear.

Día 4: Mercado de Chichicastenango y ruta a Panajachel